En Europa no se consigue

Como decía el anuncio del Calzado Interminable hay cosas que en Europa no se consiguen. Y una de ellas es lo que están haciendo los chicos de Emprending. Emprending es, formalmente, una materia de posgrado en la Facultad de Ingeniería de la UBA. Pero en realidad es un hack al sistema de la Universidad que no permitía hacer lo que este grupo de maravillosas personas hacen y es fomentar la creación de empresas y la formación de emprendedores entre los estudiantes de ingeniería (o los ya recibidos ingenieros) de una forma totalmente rupturista ya que la materia no tiene programa ni estructura formal.

Lo que hacen Agu de Marco, Nico Minuchín, Pablo Altamira, Nito Anello, Emi Chamorro, Andrei Vazhnov y tantos otros notables es convocar a una cantidad de gente que supera ampliamente la capacidad del aula que tienen asignada en la sede de la Avenida Las Heras de la Facultad para que cada jueves compartan compartan dos horas con un emprendedor, un hacedor que cuenta en primera persona cómo y por qué hizo todo lo que hizo mientras este dream team del que les hablaba va comentando y brindando background teórico sobre lo que el invitado va contando.

Son las historias de vida de personas que no habla desde la teoría sino desde la experiencia del que tuvo que atravesar dificultades, compartir momentos con otras personas, proyectar y planear, improvisar, usar la cabeza pero también intuir con el estómago… Y eso se combina y complementa con los aportes del numeroso equipo que lleva adelante la materia que hacer referencia a otros emprendimientos, a situaciones de su propia experiencia y a una vasta literatura sobre infinidad de temas, no sólo técnico y de negocios, sino también filosóficos y humanísticos.

Pocas veces siento tanta felicidad dando charlas como cuando voy a esa facultad a compartir, a sala repleta, mi historia como emprendedor. Este año fue mi tercera intervención allí. Y cada vez hay más gente. El interés y el entusiasmo de los que concurren es impresionante.

Todo lo que allí se genera no es casualidad, sus creadores pasan mucho tiempo pensando como armar un ambiente donde florezcan las ganas de hacer, de no esperar que las cosas vengan dadas, sino de salir a cumplir un sueño, de esos que parecen irrealizables. Además de las “clases” de los jueves, tienen un espacio los sábados en un bar donde se juntan los alumnos de la materia, los organizadores y otras personas interesadas, para intercambiar ideas y fomentar la formación de relaciones que puedan resultar en equipos de trabajo para desarrollar emprendimientos.

Los asistentes al curso pueden hacer preguntas a los oradores de los jueves y allí se arma, también, un intercambio muy rico para todos.

Una de las tantas cosas que me sorprendió es que no tienen un cupo de inscripción. Se pueden anotar todos los que quieran a la materia y por eso es que, sobre todo al inicio del cuatrimestre, el aula explota y hay gran cantidad de gente fuera, en el pasillo, abarrotándose para escuchar algo de lo que pasa en esas dos horas mágicas. Emiliano me lo explicó asi: “¿Por qué vamos a darle prioridad a la gente simplemente se anotó primero? Es totalmente Injusto. Preferimos que se anoten todos los que quieran y que los que llegan temprano cada jueves sean los que puedan sentarse y presenciar con más comodidad la clase.”

Y cuando le consulté por el paquete de reglas completo, agregó:

“La regla básica es que lo hacemos porque nos gusta, nos divierte. Eso manda todo. Si nos quieren hacer hacer algo que no nos divierte, no lo hacemos más. No lo hacemos con un mismo propósito. Cada uno tiene el suyo. Algunos lo hacen para devolverle a la UBA, otros para generar empresas que cambien el mundo, otros para ayudar a todas las personas que vienen, otros para ayudar a las que no vienen (y que tal vez se vean beneficiadas por los proyectos que salgan de ahí).

Otra regla inamovible es que no le cobramos a nadie ni cobramos nosotros. Nos ofrecieron pagarnos. Nos quisieron obligar a cobrar sueldos y de hecho nos pagaron 10.000 pesos una vez que los tenemos ahí para comprar agua para los alumnos, hacer fotocopias, etc. Eso fue siempre un deal breaker con la facultad.

Otra regla es que es abierto a todos los que quieran venir, sean ingenieros o no, sean de la UBA o no. Todos. El otro día hasta fue un chico de 7 años con sus papás (que son alumnos).

Otra es que invitamos a los que nos caen bien. En verdad es una derivación de la regla básica. Si alguien nos cae mal, aunque sea grosso o pensemos que les puede aportar valor a los alumnos, no lo invitamos.

La última regla es la milanapo de las 11 con tortilla bien babé. Esto también es un deal breaker. Si nos cierran Rincón nos vamos a la mierda.” -Concluye, solemne, Chamorro.

Sé que Emprending está produciendo un cambio profundo en todos aquellos que tenemos el privilegio de formar parte además de provocar una interesante disrupción en la forma en la que se imparten conocimientos en una Universidad. Y es una de esas cosas por las que estoy orgulloso de ser argentino y vivir acá.

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